Buenas,
estaba recordando yo, para contaros, como fueron mis comienzos vegetarianos y nada mejor que contar algunas anécdotas que tuve. Como ya os conté, mi madre inicialmente fue muy reticente sobre el tema. Más adelante, viendo que su hijo seguía siendo totalmente normal, empezó a adoptar una forma de alimentación similar, aunque en ningún caso igual. Perfectamente recuerdo sus intentos por adaptar platos carnívoros al vegetarianismo, como sus famosas patatas con carne (de soja).
No se si alguna vez habeis comprado carne soja texturizada del tamaño de una falange de dedo gordo. Es una pieza que mi hermano definía como "¿quien está cociendo las bolitas del perro?" por su atractivo aspecto, je, je. Total, que cuando se las enseñé a mi madre rápidamente optó por hacermelás con patatas. La verdad es que el guisote tiene buena pinta, pero hay que tomarlo frío. ¿Porqué? Por que resulta que estas cosas que hay que hidratarlas para poder ser consumidas tienen la nefasta constumbre de no saber cuando el agua que las pones es para hidratarlas o para cocinarlas. Así que, cuando muerdes una pieza de estas que ha estado cociendo más de media hora junto con diversas legumbres, el resultado es inevitablemente una abrasión en la lengua por el líquido que está almacenado en el interior que te la deja como el esparto. ¿Cuantas veces me habré quemado la lengua y la traquea comiendo las famosas patatas con carne de mi madre? Por suerte no muchas, dado que conseguí convencerla que yo sabía cocinar y la mayoría de las veces me hacía yo la cena.
Aunque bien es cierto, que la cocina vegetariana de mi madre es excepcional. Pero sólo la que crea ella a partir de ingredientes vegetarianos, no las adaptaciones que hace, que suelen ser de resultados catastróficos, je, je.
Como anécdota final, una noche me dijo "Te dejo unas patatas con carne de soja en el fuego. En media hora las quitas". Total, que a eso de las 4 de la madrugada estaba yo soñando que había un incendio en la casa. Me desperté totalmente acojonado por el sueño, cuando descubrí que la casa no ardía, pero que olía que te morías a quemado. "Las patatas" me vino a la cabeza como un mazaco en el costillar. Me levanté cagando leches y el resultado fué una especie de carbón metido dentro de una cacerola con un poquito de patata por encima. Así que una hora metido en el cuarto de baño tratando de despegar en engrudo de la cacerola sin hacer demasiado escándalo. Todavía tengo pesadillas al respecto.
Besitos.
Hola ! Recien encuentro tu pagina y te digo que me encanto! yo estoy tratando de armar algo.. pero me falta tiempo..
ResponderEliminarMuy noble de tu parte que intentaste recuperar la cacerola de tu madre.... :)
Nos estamso viendo..
Felicitaciones por el blog. esta super!