Buenas,
yo no soy persona de piropear sin sentirlo, ni de decir cosas bonitas si no me salen del interior. No busco pocos requiebros lingüísticos cuando me preguntan "¿qué tal estoy?" y me parece que no está bien pero que mejor no decírselo. Vamos, que si digo algo es por que lo siento, no por compromiso de ningún tipo. Como decía alguien, si no tienes nada bonito que decir, mejor no digas nada. Os preguntareis, ¿a qué viene este rollo? Allá vamos, que os voy a contar todo mi día.
Por la mañana encontré, tras meses perdido, un colgante maorí de jade que me regaló mi madre tras un viaje a Nueva Zelanda. No se si me trajo suerte el hallazgo o si simplemente fue otra cosa buena de las que me pasaron. Es igual.
Por la tarde teníamos pediatra, una de las revisiones que le hacemos a Pablo con una especialista en digestivo por el tema de ser vegetariano. Mejor prevenir que curar, que decía aquel. La doctora que había estado viendo a Pablo se había marchado del hospital, sin rumbo conocido, con lo que nos asignaron a una compañera. El caso que el apellido de la doctora me sonaba de algo, pero no sabía de qué. En fin, llegamos a la sala de espera (tarde, hay que decirlo) y entramos del tirón. Bien, la doctora imponente, en serio. Una chica muy guapa, de escultural figura (quizá me esté creciendo, pero es que cuando una persona te encandila, te encandila) y de cálida sonrisa. Total, que nos sentamos allí.
Para empezar, me encantan los pediatras que tienen juguetitos al alcance de sus pacientes. Es un síntoma muy bueno, así que le aconsejo a todos los pediatras que se hagan con un par de juguetitos, no les quita seriedad y genera empatía con los peques. Empezamos a hablar con ella sobre Pablo y le contamos por qué vamos a verla, el tema que es vegetariano y bla bla bla. Me intriga que nos escucha sin que le sorprenda lo que le decimos. Total, que cuando dejamos de hablar nos dice "Yo también soy vegetariana". El corazón un vuelco y un grupo de reanimación dándome electroshocks del susto. ¡¡ Hemos encontrado una pediatra vegetariana !! Ya no tengo que seguir echando la primitiva, me ha tocado algo mejor. En serio, algunos direis que exagero, pero sólo el tema de poder hablar con un médico que entienda lo que le dices, y no sólo eso, si no que comparta tus sentimientos hace que me tiemblen las piernas. Que grande.
Bueno, seguimos hablando del peque y en estas que la niña se levanta para ir hacia la camilla, mi querida pediatra (queridísima) se fija que en que está embarazada y me dice "Perdona, ¿tu no te llamarás Javi?". No me lo puedo creer. Le digo que si y me dice "Es que una familia vegetariana, con un bebé que se llame Pablo y ella embarazada me parecía demasiada casualidad como para que no seas tu". Bueno, ¿qué queréis que os diga? No se ni como seguir con la historia. Resulta que mi querida pediatra es lectora mía, que le había mandado fotos de Pablo y que nos habiamos escrito en más de una ocasión. No voy a decir quien es, salvo que ella me deje, por que me parece que la privacidad es muy importante, y no se hasta que punto será bueno para su carrera esto, pero vamos, que estoy que me queman los dedos por decirlo.
El resto de la revisión fue perfecto. Pablo lloró bastante menos que de costumbre. Mi querida pediatra le trató de maravilla (el que se calienten las manos antes de tocar al bebé es un detallazo que no todo hacen) y hasta le pintó una carita en el palo que se mete en la boca (puag, puag, que asco me da sólo de pensarlo). Vamos, que ya tenemos pediatra para toda la vida.
Que contentos estamos, no se que he hecho en esta vida, pero desde luego que es una etapa increible de la misma. Y eso que en el trabajo me aburro soberanamente. El próximo día que vayamos a ver a mi querida pediatra me moriré de la vergüenza, pero me da igual, tenía que contar la historia y punto. Mi niña dice que como ella es una niña que va a ir a que la vea nuestra querida pediatra, que se porta muy bien ;-)
Viva nuestra pediatra, viva!!!!!
Uff, vaya rollo más largo os he contado, y eso que traía más cosas. Bueno, como estoy lanzado y no tengo sueño, pues sigo, que el resto son cositas más pequeñas. No os conté que mi vida como crítico de cine prosigue, con pequeños logros, pero que aumentan el ego que a fin de cuentas es de lo que se trata. Resulta que me ha llegado el periódico donde publiqué el jueves pasado la crítica de una película. Ha sido una colaboración fugaz, un favor de una amiga, pero a fin de cuentas he publicado remuneradamente (obviamente el dinero se lo ha quedado ella, que bastante con el favor que me ha hecho) en un periódico. Toma, con dos butacas.
Para terminar con las cosas buenas del día, me han plagiado varias críticas en una web que es bastante conocida. Dires, ¿esto es bueno? Pues si, dado que el hecho que te copien supone que algo estarás haciendo bien, ¿no? Así que más feliz que un regaliz. Eso sí, le he denunciado a la gente de la web esa, que una cosa es que me ponga contento, y otra que me parezca bien que me copien.
Bueno, y eso es todo lo que se salió ayer de la norma. El resto ya lo conoceis, soy feliz y ya está.
Besitos.
yo no soy persona de piropear sin sentirlo, ni de decir cosas bonitas si no me salen del interior. No busco pocos requiebros lingüísticos cuando me preguntan "¿qué tal estoy?" y me parece que no está bien pero que mejor no decírselo. Vamos, que si digo algo es por que lo siento, no por compromiso de ningún tipo. Como decía alguien, si no tienes nada bonito que decir, mejor no digas nada. Os preguntareis, ¿a qué viene este rollo? Allá vamos, que os voy a contar todo mi día.
Por la mañana encontré, tras meses perdido, un colgante maorí de jade que me regaló mi madre tras un viaje a Nueva Zelanda. No se si me trajo suerte el hallazgo o si simplemente fue otra cosa buena de las que me pasaron. Es igual.
Por la tarde teníamos pediatra, una de las revisiones que le hacemos a Pablo con una especialista en digestivo por el tema de ser vegetariano. Mejor prevenir que curar, que decía aquel. La doctora que había estado viendo a Pablo se había marchado del hospital, sin rumbo conocido, con lo que nos asignaron a una compañera. El caso que el apellido de la doctora me sonaba de algo, pero no sabía de qué. En fin, llegamos a la sala de espera (tarde, hay que decirlo) y entramos del tirón. Bien, la doctora imponente, en serio. Una chica muy guapa, de escultural figura (quizá me esté creciendo, pero es que cuando una persona te encandila, te encandila) y de cálida sonrisa. Total, que nos sentamos allí.
Para empezar, me encantan los pediatras que tienen juguetitos al alcance de sus pacientes. Es un síntoma muy bueno, así que le aconsejo a todos los pediatras que se hagan con un par de juguetitos, no les quita seriedad y genera empatía con los peques. Empezamos a hablar con ella sobre Pablo y le contamos por qué vamos a verla, el tema que es vegetariano y bla bla bla. Me intriga que nos escucha sin que le sorprenda lo que le decimos. Total, que cuando dejamos de hablar nos dice "Yo también soy vegetariana". El corazón un vuelco y un grupo de reanimación dándome electroshocks del susto. ¡¡ Hemos encontrado una pediatra vegetariana !! Ya no tengo que seguir echando la primitiva, me ha tocado algo mejor. En serio, algunos direis que exagero, pero sólo el tema de poder hablar con un médico que entienda lo que le dices, y no sólo eso, si no que comparta tus sentimientos hace que me tiemblen las piernas. Que grande.
Bueno, seguimos hablando del peque y en estas que la niña se levanta para ir hacia la camilla, mi querida pediatra (queridísima) se fija que en que está embarazada y me dice "Perdona, ¿tu no te llamarás Javi?". No me lo puedo creer. Le digo que si y me dice "Es que una familia vegetariana, con un bebé que se llame Pablo y ella embarazada me parecía demasiada casualidad como para que no seas tu". Bueno, ¿qué queréis que os diga? No se ni como seguir con la historia. Resulta que mi querida pediatra es lectora mía, que le había mandado fotos de Pablo y que nos habiamos escrito en más de una ocasión. No voy a decir quien es, salvo que ella me deje, por que me parece que la privacidad es muy importante, y no se hasta que punto será bueno para su carrera esto, pero vamos, que estoy que me queman los dedos por decirlo.
El resto de la revisión fue perfecto. Pablo lloró bastante menos que de costumbre. Mi querida pediatra le trató de maravilla (el que se calienten las manos antes de tocar al bebé es un detallazo que no todo hacen) y hasta le pintó una carita en el palo que se mete en la boca (puag, puag, que asco me da sólo de pensarlo). Vamos, que ya tenemos pediatra para toda la vida.
Que contentos estamos, no se que he hecho en esta vida, pero desde luego que es una etapa increible de la misma. Y eso que en el trabajo me aburro soberanamente. El próximo día que vayamos a ver a mi querida pediatra me moriré de la vergüenza, pero me da igual, tenía que contar la historia y punto. Mi niña dice que como ella es una niña que va a ir a que la vea nuestra querida pediatra, que se porta muy bien ;-)
Viva nuestra pediatra, viva!!!!!
Uff, vaya rollo más largo os he contado, y eso que traía más cosas. Bueno, como estoy lanzado y no tengo sueño, pues sigo, que el resto son cositas más pequeñas. No os conté que mi vida como crítico de cine prosigue, con pequeños logros, pero que aumentan el ego que a fin de cuentas es de lo que se trata. Resulta que me ha llegado el periódico donde publiqué el jueves pasado la crítica de una película. Ha sido una colaboración fugaz, un favor de una amiga, pero a fin de cuentas he publicado remuneradamente (obviamente el dinero se lo ha quedado ella, que bastante con el favor que me ha hecho) en un periódico. Toma, con dos butacas.
Para terminar con las cosas buenas del día, me han plagiado varias críticas en una web que es bastante conocida. Dires, ¿esto es bueno? Pues si, dado que el hecho que te copien supone que algo estarás haciendo bien, ¿no? Así que más feliz que un regaliz. Eso sí, le he denunciado a la gente de la web esa, que una cosa es que me ponga contento, y otra que me parezca bien que me copien.
Bueno, y eso es todo lo que se salió ayer de la norma. El resto ya lo conoceis, soy feliz y ya está.
Besitos.