... o vida y obra de la tribu del tofu, como gusten ustedes.

19 de abril de 2007

Como cambian las tornas

Buenas,

estaba leyendo la prensa del día para ver si encontraba un tema del que hablar, y he decidido que mejor paso. Que los temas que salen hoy en la sección de ciencia y tecnología son tan de pena y tan tristes que casi mejor nos dedicamos a contar anécdotas y cosas por el estilo. Que es viernes.

Bueno, resulta que hace unos meses, casi un año, estaba yo preguntando a mis madres lectoras cosas sobre los bebés, sobre su alimentación, etc. Pues hoy me ha escrito un mensajito una lectora preguntándome a mí. Hay que ver como cambian las tornas, antes yo preguntaba y ahora me preguntan. Que me ha pasado también en el trabajo, que me consultan cosillas de nutrición y de cuidados del bebé. Se poquito, pero lo que se a ciencia cierta o por experiencia empírica, lo comparto con alegría.

Hablando de alegría, el Pablete desde luego es la alegría que mueve el mundo, a pesar de haberse despertado a las 3 de la mañana hoy y no querer dormirse. El otro día estaba la niña bañándose con él en la bañera, y yo estaba sentado al lado. Total, que me puse a enjabonarla con una esponja. Lo vió, me quitó la esponja y se puso a enjabonarnos a los dos. Echó más agua fuera que Arquímedes en sus demostraciones, pero los palos del sombrajo tuvimos que ir a buscarlos al garaje, de lo que se nos cayeron. Que riiiiiiicoooooooo.

Hablando de rico, ahora por las mañanas entra en la guarde andando. Bueno, pues todos los días se me agarra a las piernas y recula como si no quisiera entrar. No me preocupa mucho, por que me parece que lo que tiene es timidad simplemente. Dado que mira entre las piernas y se rie con las seños. Aunque esta mañana he tenido que darle una patá en el culo, que no se quería ir (esta seño no nos gusta, no me deja explayarme sobre las innumerables virtudes de little). Finalmente siempre se va riendo y diciendo adiós con la manita.

Entrando en la sección "mi niño es el más del mundo" el otro día hubo un gran revuelo en el parque. Resulta que cuando eres padre tu hijo se convierte en lo que antes era el coche, un elemento comparativo con el resto, je, je. Cuando se enteraron en el parque que el Pablo pesa más de 11 kilos, que tiene un 23 de pie y que mide casi 80 centímetros, las madres cacarearon sobre lo bien que cuidamos al morlaco. Si se llegan a enterar que es vegetariano llaman a servicios sociales para que se lo lleven. Y es que hay niños muy peques. Yo no es que quiera decir nada (nota: esto significa que voy a departir sin dejar títire con cabeza) pero hay cosas que no me cuadran. ¿Cuantos padres no le dan chuches a los niños antes de comer y luego dicen que no comen? ¿Cuantos no hacen si no darle estímulos negativos con ejemplos poco adecuados? ¿Por qué en el parque no hay padres masculinos llenandose las zapatillas de arena? ¿Por que narices son tan guarros y tiran pipas y colillas donde juegan luego sus hijos? Joder, que gente más guarra.

En fin, para terminar, decir que la etapa destructiva de pequeñito está llegando a su fin, para entrar en una mucho más edificante. Hasta ahora, un peluche de pie era imprescindible darle una yoya y mandarle cuanto más lejos mejor. Por no hablar de dos piezas, una encima de la otra. No había fuerza en la naturaleza que le impidiera destruir dicha construcción (como nos comentó la seño Andrea). Pues estába sentadito el otro día con él y me fijé que todos los peluches que le daba, los sentaba alrededor suyo. Y si se caía alguno, lo recolocaba. Snif, snif, snif, que rico es!!!

Besitos.

1 comentario:

Awen el Bardo dijo...

Se me cae la baba con lo que nos cuentas del pablillo :)

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