... o vida y obra de la tribu del tofu, como gusten ustedes.

3 de octubre de 2008

De guarderías, estibiles y demás cosas raras


Siempre que llegas a casa, me pillas en la cocina, embadurnada de harina, con las manos en la masa.

No sabía yo que la cabecera de este programa la cantaba Joaquín Sabina con Vainica Doble, qué cosas.

Buenas,

madre mía, que panzá a cocinar me he dado esta tarde - noche. Unas lentejas para mañana comer, un puré de verduras para la comida de Carmen de mañana, unos congelados para la cena de mami y Pablo, una masa de croquetas para un futuro (que no se me olvide meterlas de nuevo, que las tengo en la ventana) y una pasta con salsa de setas y nata. Necesito una cocina con más fuegos urgentemente, que esta no me da más de sí.

Por cierto, que raro se ve el mundo a través de un monitor panorámico enorme. Es que lo compré ayer y estoy alucinado. Que maravilla de la técnica, y qué baratito. Que me desvío del tema.

Esta semana hemos estado en las dos reuniones de la guardería, una por Carmen y otra por Pablo. Y las sensaciones han sido bastante contrarias. Por un lado, el trabajo de profesora de guardería debe ser maravilloso, agotador, pero maravilloso. Ya quisiera yo que un programa de los que hago me abrazase cuando me voy a casa y que por la mañana me diese un beso. Bueno, la verdad que prefiero que me lo de un alumno que un chorro de bytes, je, je. Es un pasote, la clase de Carmen es un pequeño mundo para siete personitas. Seguro que no es la panacea de trabajo, pero desde luego no es malo. Tiene que ser muy gratificante.

La parte mala vino cuando empezó a recomendar la maestra el método Estivil. A mí no me parece mal que cada uno haga lo que le de la gana y eduque como buenamente pueda, pero que lo recomiende abiertamente la profesora no me gustó. Y ya ni te cuento cuando le dijimos que Carmen duerme muchas veces entre nosotros. Que si muy mal y tal. Vamos a ver, ¿es tu hija? Pues ale, desfilando y a paso ligero, que no tienes nada que opinar. En la reunión de Pablo más o menos lo mismo, con comentarios que los peques ya no pueden dormir en cuna y cosas así. Yo creo que cada padre/madre tiene que tener la potestad para hacer lo que considere, siempre que no sea un perjuicio del niño. No tiene mucho misterio.

Por otra parte, me enfadé cuando nos dijo que para que Carmen se duerma la dejan llorando en la cuna. Hoy me lo han suavizado, pero en el momento me cabree muchísimo, además de darme mucha pena pensar en ella solita llorando como una loca. En fin, es lo que tienen las guarderías.

En el tama de comer Carmen nos tiene preocupadetes, dado que está por debajo del percentil 25 y no engorda. Y es que no come ni a tiros. Pero bueno, llevo dos días metiéndole el biberón en vena, y hoy he conseguido que se tome uno para merendar. Pequeñito, pero hasta la espumilla. Qué contento me he puesto.

Y creo que eso es todo lo que tengo que contar. Que Carmen pesa ya 7 kilazos y que Pablo ha crecido tanto que tenemos que ir a comprar ropa de nuevo. Que ruina ;-)

Besitos.

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