... o vida y obra de la tribu del tofu, como gusten ustedes.

17 de marzo de 2011

Una de pakoras!!

Buenas,

esta semana ha sido el cumple del medio calabacín, con lo que nos cogimos el día. Que no hay cosa más triste que estar currando ese día. Cuando eres niño mola celebrarlo en el cole, repartiendo cositas y demás, pero de mayor, es un cagarro. Así que nos fuimos a celebrarlo a unos baños árabes que hay en Madrid, muy cerca de Sol. No son precisamente baratos, pero uno se puede dar un capricho. Mi conclusión es que lo recomiendo para abandonar un poco el mundanal ruido, y para pasar hora y media reflexionando en total tranquilidad. Entras con más gente, pero dentro el ruido del agua hace que no te moleste nadie, además que se debe estar en silencio.

Tiene una sauna de esas que tienes que entrar palpando del vapor que hay, y tres piscinas. Una hirviendo (o casi), una templada (que está en su punto) y otra fria. Cuando digo fría, me refiero a cuasi congelada. De esos momentos que te quedas sin aire y el tiempo se para. Además, que el pack sexual se queda rígido. Temí golpearme con algo, no fuese a que se me rompiese, como en Terminator 2. Y además, que recomiendan pasar del agua hirviendo a la fría. Están locos estos árabes. Una cosa, tienen una fuente de té. Si, como lo leéis. Fuente de te, que está cojonudo. Si no me tomé 10 vasos, me tome 12. Delicious, que dice Carmen.

Y para completar, comimos en el restaurante que hay en los baños. Bueno, están fuera, que comer metido en la piscina llegó al culmen con Gil y Gil en los jacuzzis. Comimos de primero humus y de segundo cus cus con verduras, de postre unas delicias árabes (que deben ser muy dietéticas, dado que oí a mi dentista hacer caja en lo que mordía los dulces). Y nada mal de precio. Además, como todos los que van a los baños a la hora que fuimos nosotros (12 de la mañana), puedes comentar luego en la comida. Que si ese la tiene pequeña, que si esa lo tiene depilado, etc. Comida con espectáculo, que se dice.

Cambiando de tema, tenemos a Carmen con gastronteritis. Hoy ha vomitado en la guarde y en el coche, y está más mustia que mustia. Que penita cuando están malitos. Eso si, a la hora de dormir se ha activado y se ha puesto a dar saltos como una loca (hace no mucho se saltó la valla y se pegó un leñón que casi mata al medio calabacín del susto).

Para cenar hoy, he tirado de un libro que me regaló mi madre "La cocina vegetariana" de Charmaine Solomon. Tiene recetas con elementos muy extraños, pero las fotos son muy sugerentes, y mola para cambiar un poco de estilo. He hecho "Puerros picantes" y "Pakoras". La de los puerros, la cuento otro día, pero deciros que estoy rascándome la lengua con una lima. Y hoy os cuento la Pakoras:

Pakoras
  • 60 gramos de harina de garbanzo.
  • 90 gramos de harina de trigo.
  • 2 cucharadas de arroz molido.
  • 1 cucharadita de garan masala.
  • 1 cucharadita de semillas de lino.
  • 1/2 cucharadita de cúrcuma.
  • 1 guindilla seca (cayena)
  • 1/2 cucharadita de sal.
  • Patatas, berenjenas y champiñones.
  • 240 ml de agua.

La receta original tiene otros ingredientes, pero unos no los tenía, y tengo excedente de lino, así que había que darle salida. El Garan Masala es imprescindible, dado que creo que da todo el sabor, así que si no lo tenéis, a comprarlo urgentemente.

Pasamos por las cuchillas de la picadora el arroz, la guindilla y el lino. Mezclamos todos los ingredientes, menos las verduras y el agua. Cuando esté mezclado, echamos el agua y removemos hasta conseguir una pasta como para rebozar las verduras. Cortamos las verduras. Es importante que las cortemos finitas, dado que no se van a freir ni cocer previamente.

Rebozamos las verduras, y las echamos en aceite bien caliente. Freimos durante 3 minutos, más o menos, escurrimos y lo dejamos sobre papel de cocina para que chupe el exceso de aceite. Lo que más me ha sorprendido es que no deja el aceite para tirar (como un rebozado de huevo con harina, por ejemplo) y que apenas suelta luego aceite (en comparación).

El sabor es bastante característico, y un poco pesado en exceso. Cierto es que las veces que lo he comido en un restaurante, me ha parecido mucho más pesado que el de casa.

Se puede comer con salsa de soja, con la salsa que te de la gana, o sin salsa, que está muy bueno.

Besitos.

3 comentarios:

margaly dijo...

jo, pues no tiene mala pinta, no...

Milena dijo...

¡Fantástico!

Carmen dijo...

Que extraño... ¡seguro que está delicioso!Si hago la receta os digo cómo ha quedado. ¡Gracias!

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