Trabajo animal

Buenas,

el otro día me llamó mi amigo el Cari, del que algún día os hablaré en profundidad, para hacerme una consulta moral (amén de otras más terrenales). El tema es que quiere comprar un par de ovejas, dado que vive en Cantabria, en un monte donde Cristo dió las tres voces, y le está comiendo la vegetación. Tiene una casa de estas de piedra y un terreno que me parece que es de una hectarea, más bien inclinado. Al principio cuando llegó, el vecino le metía las vacas en su terreno para que se comieran la hierba, zarzas y todo lo que creciese, con lo que tenía controlada a la naturaleza. Pero el año pasado puso unos árboles con el objeto de tener un bosquecillo (le gusta como a mí el rollo de preservar la naturaleza y legar a sus hijos frondosos bosques) y tuvo que impedir que entrasen las vacas. ¿Resultado? Que la maleza es más alta que los propios árboles y eso no hay quien lo cuide a mano. Así que pensó en comprar un par de ovejas cuya única misión sea la de estar pastando por allí, en la libertad de la hectarea (salvo la huerta que tiene vallada) y con un refugio para cuando haga mal tiempo.

A mí personalmente no me parece nada mal, del mismo modo que tiene dos perros en casa que no hacen nada provechoso, ¿porqué no va a tener dos ovejas? Pero claro, tenemos el dilema moral del respeto a los animales como siempre. Yo creo que esto no es problema, dado que tienes dos animales en tu casa, que son tratados de un modo libre (como los pájaros que hay en los árboles) que tu vas a cuidar y que lo único que le vas a quitar es la "libertad" de irse cuando quieran. Esto último es debido a que si salen de allí, tienen grandes posibilidades de morir. A mí me parece una decisión correcta y beneficiosa para ammas partes, a uno le cuidan el campo y a la otra le dan la opción de una vida larga y placentera sin que nadie se las coma.

Y ahora planteo yo, ¿es lícito que los animales trabajen para intereses humanos a cambio de una vida similar a la nuestra? Por ejemplo, el caso de la oveja que tienes para que se coma la maleza de tu terreno o jardín. El caso de tener un burro que te ayude con tu trabajo (siempre desde una relación de iguales, no que le des de palos, etc) en el campo. Un perro que tire de tu trineo, etc. La verdad que no se me ocurren muchos casos, pero seguro que teneis en mente alguno más. Del mismo modo que los humanos tenemos que, para integrarnos en la sociedad, trabajar en cosas que no siempre nos gustan, ¿podemos hacer que ciertos animales trabajen para obtener esa recompensa de una vida semilibre (como la nuestra)? ¿Qué opinais?

Besitos.

***** El rincón del Tito ******

Buenas,

tengo una crisis escritora, dado que me he metido en un berenjenal que no se como salir de él. El libro que estoy escribiendo tiene ya once capítulos cortitos (de dos o tres páginas) pero no consigo definir la historia. Mucho preparativo, pero estoy alargando mucho los prolegómenos porque no veo como hincarle el diente y que quede el texto a la altura de las expectativas. Arghh, que difícil, je, je, je. De todos modos, que fácil se me da esto de juntar una letra con la otra y que parezca que encajen. Aunque me parece que mis sueños de ganarme la vida dandole a la tecla literaria están lejanos. Por cierto, os voy a contar una gilipollez que dijo uno de mis lectores literarios, esos a los que les fustigo con mis escritos y que miden sus respuestas por si hieren mis sentimientos. Uno de ellos me decía que a mi escrito le faltaban descripciones, que a la gente lo que le gusta es que se le describan bien los escenarios. A lo que respondió el otro (a mí me hizo mucha gracia). "Si, es cierto, lo que más le gusta a la gente que lee El Señor de los Anillos son las 200 páginas de descripciones de árboles que hace Tolkien". Ja, ja, ja, que fina ironía. A mí las descripciones me aburren, ¿será porqué tengo mucha imaginación?

Bueno, que me enrollo como las persianas.

Besitos.

P.D: ¿Donde estará mi pequeña Marina?

**** Información para Pablistas *****

Esta mañana, cuando me he levantado, me han crujido los huesos de la espalda. Los lumbares me dolían y los dorsales ni los sentía. He mirado a mi derecha y ahí estaba mi niña, cándida con un duermevela ligero. Me ha mirado, la he mirado y la he dicho "te quiero" en un susurro, dandole un suave beso. Luego he mirado a Pablo, que estaba despierto, como sabeedor que me había despertado. Me ha dado los buenos días a su modo y me ha encantado cogerlo ese par de minutos hasta que lo he vuelto a tumbar en su cunita y a tocarle la cabecita para tratar de calmarle. Ultimamente su madre le calma mejor, no se porqué, pero yo me conformo con verles tan felices y contentos a los dos.

Besitos.

Besitos.