Buenas,
hoy hemos descubierto un servicio que ofrecen algunos comercios, que en un pasado desdeñé, y que hoy pido pan para comerme mis palabras. Íbamos a un conocido establecimiento de ferretería cuando en la puerta hemos visto una especie de cuartito acristalado lleno de niños saltando. Pablo claro, encantado de la vida, ha dicho que quería meterse ahí. Así que previa presentación del DNI, ha pasado al paraiso de los padres ... digo de los niños. Una horaza saltando en colchonetas, que ha salido para escurrirle del sudor, y yo mirando mientras tanto bombillas de bajo consumo, tacos, regletas, tornillos y demás elementos del territorio machote. Totalmente recomendable estos sitios, es más, cuando llueva en invierno, de cabeza a por tornillos, o a tomarnos un cervezamen en el bar.
Siguiendo con el tema, he comprado a 8 leuros unas bombillas de bajo consumo, un precio desorbitado. Pero me ha dicho que estás no tienen mercurio y que son maravillosas. Lo que no me creo es que duren 10.000 horas como ponen. ¿Esto donde se reclama? Por que 10.000 horas, si las pones 10 horas al día. Te tienen que durar 3 años. Pero si la pones una hora al día, por ejemplo en la mesilla para leer por la noche, te tiene que durar 30 años. Sinceramente, no me lo creo. Por cierto, las bombillas del Ikea son una mierda pinchada en un palo de mierda. Dicho queda. Ah, y unas que son como un globo, que venden en el Leroy Merlín, son magníficas en el caso que no tengas lámpara.
La foto que ilustra el post, es de Pablo viendo a un malabarista. En el hotel de las vacaciones, todas las noches tenían espectáculo, o cine, o algo similar. Total, que al salir de cenar, al ir a ver si tenían cine, resulta que estaban calentando los circenses del espectáculo. Bastante malos, por cierto. Total, el malabarista estaba tratando de mover con poca fortuna 6 bolos (en el escenario se le cayó el bolo sólo hacíendolo con tres, una ruina). Uno se le cae cerca nuestro y va Pablo corriendo a dárselo, pero él "artista" le dice que lo tire hacia arriba, como él. Lo tiró, giró perfecto en el aire, y ¡pon! en todo el coco de Pablo. Pobrecito mio, que cabreo que se cogió. Ya le podía haber dado al malabarista, que era malo de narices.
Para finiquitar, hoy he cenado unos guisantes fritos con puerro y un puré de patatas que no se lo salta un plusmarquista mundial de pértiga, muahahahha.
Besitos.