... o vida y obra de la tribu del tofu, como gusten ustedes.

28 de abril de 2011

Unas anecdotillas

Now playing "29 años, 9 meses y 1 dia" - Encantado de haber conocido a Spotify!!


Buenas,

el día hoy ha sido prolífico en anécdotas de niños. Bajábamos para casa Pablo y yo (Carmen se había ido con unos feriantes de gira, o con el medio calabacín, no recuerdo) y se produce la siguiente conversación:

Pablo: Papa, ese señor tiene la cara muy negra (señalando a un señor de esos que les brillan los dientes del contraste de color)
Yo: Si.
Pablo: ¿Y por qué? ¿Nació así?
Yo: Si, nació así. Hay gente que tiene la piel más clara y otros más oscura.
Pablo: Pues parece un monito, que también tiene la cara negra.

Qué linda es la infancia, y que majo el señor que ha optado por no partirme las piernas. Esto me ha recordado al día que vio a una mujer mayor con el velo islámico en el pelo y gritó "Una bruja, una bruja!!" a la tierna edad de dos años. Por suerte estaba lejos la susodicha.

Luego hemos tenido otra conversación, esta vez dirigida por mí, sobre los inofensivos aviones.

Yo: Pablo, ¿sabes por qué vuelan los aviones?
Pablo: Claro, por que tienen alas (desplegando sus brazos)
Yo: Pero no mueven las alas, y los pájaros si.
Pablo (con mucha paciencia): Papa, es que dentro de los aviones va un señor que lo dirige, y no les hace falta mover las alas como a los pájaros.

Ale, clase de aeronáutica gratuita. Para finalizar, nos hemos dado un baño los dos juntos en lo que Carmen volvía de abandonar a los trapecistas normandos (o de comprar algo para mi suegra, no recuerdo). Pablo ha traido unas letras que se pegan a los baldosines cuando se mojan y nos hemos puesto a decir palabras que empezaran por la letra.

Yo: ¿Cual es esta?
Pablo: La "L", de elefante.

Muahahahaha, si es que van provocando, con esa trompa que tienen ;-)

Yo: ¿Y esta?
Pablo: La "Q", de cuchara.

Besitos.

P.D: Un besito para mi prima María, que me lee como se sufren las almorranas, en silencio.
P.D.2: Otro para mi pediatra preferida que me contó el peor chiste del mundo. Entra una rana a la consulta del médico y dice "Doctor, doctor, ¡¡tengo almohombres!!!"

24 de abril de 2011

Potaje de Virginia en cazuela de barro

Buenas,

hoy hemos ido a tomar en aperitivo a un bar, y como se nota que ha llegado a los madriles la modernidad. Antaño el concepto tapa estaba ligado a los conceptos "pideunaraciónsitieneshambre" o "patatasrancias". Ahora, nos equiparamos al sur de España, y tenemos hasta para elegir. Así da gusto tomarse una cervecica, y sin humos. Nuestra oferta vegetal sigue siendo escasa, pero nos da pie al digno "ummm, no tomamos de eso, ¿no tiene rancias patatas fritas como cualquier bar que se precie". Importante poner la tilde del asco en "eso", para enfatizar nuestro desprecio (es que acabo de leer una entrevista a Lady Gaga y estoy de un subidico).

Por cierto, esta mañana, antes de finalizar el ciclo del sistema digestivo, he adquirido una licencia unlimited de Spotify. Así, a lo loco, sin meditarlo con el señor Roca. Por lo que llevo toda la mañana oyendo música, para sacarle provecho. Que cinco aurelios al mes hay que amortizarlos ;-)

Otro día os cuento la receta de los tomates secos con aceite a las finas hierbas (el nombre es el resumen de la receta, realmente), que he desayunado hoy dos tostadas de esas que me he quedado como un caballero de la Edad Media (con hambre). La receta que os traigo hoy es también de cazuela de barro, no es que la tenga nueva, que creo que la hizo mi bisabuelo el Cromañón para cocinar los Diplodocus. Es que me quiero convertir en el Tito Gaga, rezumando glamour por donde vaya, jur, jur.

Potaje de Virginia a la cazuela de barro
  • Una cazuela de barro que soporte el fuego purificador
  • Una Virginia (opcional)
  • Una cebolla.
  • Dos zanahorias.
  • Cuatro setas.
  • Espinacas (frescas, por Dios santo, que estamos en Semana Santa y llora el niño cuando las ve congeladas).
  • Vaso de vino.
  • Vaso de agua.
  • Vaso de vino (cocinar da sed, y no todo será para los garbanzos)
  • Garbanzos (o los cocéis antes, o de bote, al gusto).
  • Una cucharadita de pimentón y otra de harina.
  • Tres o cuatro dientes de ajo pelados.
  • Dos patatas.
  • Laurel. Si son en rama, os podéis hacer una corona, enrollaros una sábana y pensad que sois el Cesar. Si lo hacéis, mandad fotos, por favor.

El complemento Virginia me ha recordado a mi compañera de clase del mismo nombre. Un día me arrimé, en plena pre adolescencia, para tocarle el culo. Ella, que debía estar revenida de otras ocasiones, evitó mi mano y me persiguió por todo el patio hasta que me pilló. Manso recibí la mano de patadas que me pudo dar, que ahora que lo pienso, mucho castigo para poco delito, que fue más de pensamiento que de acto. Realizado este inciso, decidimos eliminar el complemento Virginia, que tienen muy mala leche ;-)

Cortamos la cebolla finita (el estandar que me gusta, vamos) y la sofreimos hasta el pochamiento junto a los ajos y el laurel en la cazuela de barro. Vamos añadiendo la zanahoria fileteada fina, las setas en trozos no muy grandes y finalmente las espinacas. Recordad que las espinacas es como los rellenos de paquete, prometen mucho, y luego se quedan en nada. Es decir, que echéis sin miedo. Pochamos todo esto a fuego lento, que tomen bien de sabor. Echamos la harina y el pimentón, y removemos para que empape el sabor, y que no se queme nada. Se puede añadir sal aquí, aunque no suelo echarle.

Incluimos los garbanzos y la patata cortada en dados. Removemos un poquito, y echamos vino y agua. Se tapa todo, se deja reducir el agua y listo para comer. Importante cocer la patata, que comérsela cruda será muy chic, pero ....

Besitos.

P.D: Voy a plegar la oreja una mijica. No os preocupéis, el medio calabacín tiene preparados los electroshocks para despertarme en tres horicas.

23 de abril de 2011

Alubias a la cazuela de barro


Ese es mi chico - Carmen mirando de lejos a Pablo metiéndose en un charco hasta las rodillas.

Buenas,

arriba tenéis a mi amigo bichi, que se estaba comiendo tan ricamente los almendros que planté cuando nacieron mis peques. Curiosos animales estos gusanicos. Corte la hoja, me la llevé al estudio, le hice fotos, se me cayó por un golpe de viento y, ¿creéis que dejó de comer en algún momento? Luego la dejé comiéndose una planta con menos recorrido de vida que mis arbolitos.

Esta mañana se ha levantado el día lluvioso, tanto que me parecen que van a sacar las procesiones en piragua. Total, que como teníamos una escasez tal de un bien esencial que he sopesado el uso del papel de periódico si no fuera por que ya lo leemos en interné (maldita era digital, no hay quien se limpie con un Ipod), me he subido al Mercadona. Gracias a Dios me he encontrado con mi madre en el camino, dado que he ido como las señoras respetables, sin un aurelio. Recomendable el papel higiénico Bosque Verde de doble capa, no tiene nada que envidiar al del perro ese.

Al volver a casa ha comenzado el show de Pablo. Se ha sacado toda la compra, la ha metido en el frigo (enterita, salvo el papel higiénico, por suerte), ha sacado el lavavajillas y me ha ayudado a hacer la comida. Y no termina ahí la historia, que se ha quedado llorando por que mi madre no se lo ha llevado a su casa a seguir recogiendo cosas. Lo de este niño roza la obsesión.

Cuando hemos terminado con la comida, nos hemos bajado a pisar charcos, en medio de la lluvia. Menuda foto tendríamos los tres, pero era eso, o amordazarlos y atarlos a la pata de la cama. Lo de antes si que era educación. Carmen ha encontrado un charco que casi la cubre entera. Hemos hecho presas con barro (vale, las he hecho yo, que a ellos les ha parecido una cosa del Paleolítico inferior). Y nos hemos puesto de agua como para escurrirnos. Ah, se me olvidaba, hemos lanzado piñas, que un árbol había soltado su excedente. Lo bien que lanza Pablo.

Y vuelta a casa, a comer y a echar la siesta. Siesta que me estoy perdiendo por contaros:

Alubias a la cazuela de barro.
  • Bote de alubias grandes ya cocidas.
  • Una cebolla grande.
  • Un pimiento verde pequeño.
  • Dos patatas.
  • Dos tomates.
  • Dos hojas de laurel.
  • Dos zanahorias.
  • Cuatro setas.
  • Un vaso de vino (o dos, si te tomas tu uno).
  • Un vaso de agua.
  • Tomillo y sal.


La receta esta es para echar un buen rato, sobretodo si hacéis el snobismo de utilizar una cazuela de barro. Pero es que donde esté un buen guiso a fuego lento en cazuela de barro, que se quiten las marranadas esas de las sartenes, jurjur.

Cortamos la cebolla mi finita, en tiras. La pochamos. Añadimos el pimiento picado muy pequeñito y las zanahorias loncheadas igual de finas. Incluimos el laurel y seguimos pochando. Echamos las setas cortadas en trozos hermosostes (no más grandes que las judias) y finalmente el tomate picadito. Dejamos que vaya cogiendo sabor, añadimos el tomillo (yo lo paso por el mortero para que no queden muchos palitos), la sal y las judias. Cuando se reduzca un poquito, echamos el vaso de vino y el de agua, llevamos al hervor, bajamos el fuego y tapamos. Importante que se evapore todo el alcoholazo. La salsa, debe quedar espesita, pero sin que se seque, que lo matáis. y no remováis salvo que sea vital, por que rompéis las judías y no queda igual de bonito.

Por otro lado, cortamos las patatas en daditos y las freimos. Servimos en plato hondo, por un lado las judias y por otro las patatas fritas. Y a comer.

Laborioso, pero está de muerte.

Besitos.

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