... o vida y obra de la tribu del tofu, como gusten ustedes.

8 de marzo de 2006

La pequeña Raquel (Versión publicable)

Qué terrible paradoja estaba sufriendo Raquel. Ella, que durante toda su vida se había dedicado a ayudar a parir animales, se encontraba en la sala de partos del hospital de La Paz de Madrid. Allí, sufriendo, esperaba el nacimiento de su bebé, una pequeña raquelita a la que querría más que a nada en el mundo. Con cada una de las piernas apoyadas en sendos frios trozos de metal, el médico decía.

- Un poco más, un poquito más que ya sale.

Con un esfuerzo sublime, sintiendo que su cuerpo se partía en dos, dió el último empujón. Su marido, que había estado durante todo el parto a su lado, apoyándola, se inclinó a mirar. Una enorme satisfacción le recorrió todo el cuerpo, estaba viendo la cabeza de su pequeña. La niña añorada que tanto deseaban ambos. Se agachó sobre la cabeza de Raquel y le susurró al odio.

- Mi vida, ya se le ve la cabecita, un esfuercito más, por favor - susurró con una ternura extrema.

Con la fuerza que sólo las madres tienen, olvidó todo el dolor y sufriento que tenía. Esas palabras, esas dulces palabras de su marido, habían sido el mejor bálsamo que podía oir en ese instante. Volvió a empujar y lo oyó claramente. Aunque lo dijo en voz muy baja, casi entre dientes, oyó al doctor decir "Ya la tengo". A los pocos segundos, aunque parecieron horas, la pequeña Raquel lloraba por primera vez. El aire penetraba por sus pequeños pulmones acariciando su interior y ella lo expulsaba en un canto de libertad. A los pocos días, salieron del hospital con la pequeña Raquel en perfecto estado.

No había pasado mucho tiempo de esto, cuando, en la madrugada de una lluviosa noche, Raquel recibió una llamada. Una vaca se había puesto de parto y necesitaban de su ayuda. Malhumorada por tener que dejar en esas condiciones la cama, montó en el coche y fue hacia la granja. Dentro de un mugriento establo, de paja mohosa, se encontraba una vaca pequeña, con evidentes problemas para dar a luz. La vaca sufría lo indecible, mientras que los hombres que la rodeaban no hacían nada que la evitara dicho sufrimiento. Por un momento, mientras se acercaba con el instrumental, Raquel vió una imagen. Una imagen borrosa, pero que ella comprendió con horror lo que significaba. Era la primera vez en su vida que sentía esto. Ella, que en tantos partos animales había estado, se vió claramente reflejada en aquella pequeña vaca. Vió que aquel maltrecho animal estaba luchando con todas sus fuerzas por que su ternerito naciera, del mismo modo que meses atrás ella luchaba por ver nacer su pequeña.

En aquel momento, no supo interpretar esa oleada de sentimientos. Terminó el trabajo con la profesionalidad que le caracterizaba, aunque está vez le añadió una buena dosis de cariño a su trabajo, y volvió a casa con su pequeña hija. Esa noche no pudo dormir bien, no entendía porqué ver aquel parto le había causado tanta impresión, dado que aquel era su trabajo. Semanas más tarde, fué al mercado como todos los miércoles, a hacer la ruta que tan programada tenía. Al llegar al primer puesto en el que siempre se detenía, alzó la cabeza y contempló con horror un rostro que le era familiar. Un rostro al cual había ayudado a nacer días atrás. Colgado de un gancho, la cabeza del ternerito sonreía con malévola expresión.

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Este relato tiene dos finales, hoy os pongo el "alegre" y mañana el "duro". Con estos temas no saco cosas graciosas, que se le va a hacer

Besitos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La historia está muy buena, terrible, pero buena. Jésica

Anónimo dijo...

Me ha puesto los pelos de punta.
Creo que preferiria no haberlo leido ... QUE FELIZ SE VIVE EN LA IGNORANCIA !!!!

besos y abrazos

Anónimo dijo...

Que chula!! Me ha enganchado un montón!
Es la que por ahora me ha gustado más, y además con dos finales, que está muy bien, porque te da la posibilidad de elegir.

Ciao!

ilu.- dijo...

la historia esta muy bien javi...la narración, la manera en la qeu expones el mensaje.... y sobre todo en la que llega.. lo que pasa es qeu deja expuesta una faceta muy triste de lso humanos.. a mi particularmente me lleno el almita de pena.. y asi anduve buena parte de la mañana..

Tito Chinchan dijo...

Buenas,

lamento mucho que os apene (je, je, apene, je, je, ha dicho pene ;-) el relato. La verdad es que es muy triste, pero es bastante realista, creo yo. Y es que he intentado poder hacer relatos mñas alegres de este tema (como el del perro) pero me cuesta. Y la verdad es que es un tema bastante triste. Voy a ver si cambio el tercio hacia la alegría o algo. Joder, y no os he puesto el otro. Aunque la verdad, es que sólo es más "gore" pero nada más.

Os voy a confesar que, cuando lo releí, me puso un mal cuerpo que te cagas. Y no lo quería poner, pero bueno, ya lo he puesto.

Lo dicho, que siento que os de pena. Ahora lo que debería hacer es difundirlo un poquito más para ver si remuevo alguna conciencia.

Un besazo.

P.D: Niña, ¿pero como puedes estar cada día más guapa!?!?!?!?!?!

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